Son programas informáticos que simulan una conversación humana y pueden responder a preguntas de los interlocutores.

Hay de distintos tipos y no todos usan inteligencia artificial (IA). A su vez, pueden implementar la capacidad de procesar recursos multimedia y la interfaz de voz y adaptar sus formas según la finalidad.

A grandes rasgos y según su complejidad tecnológica, hay Chatbots de ITR (Respuesta de Interacción de Texto) que funcionan en base a comandos y no utilizan IA. Le siguen los Chatbots de “Word-spotting”, estos reconocen palabras clave mediante las cuales asocian una respuesta pre-configurada.Por último, los Chatbots cognitivos o “Smart Chatbots”, basados en Inteligencia Artificial y Machine Learning. Son capaces de interpretar la intención del usuario (por contexto) y formular respuestas desde cero, dándole a la conversación una impronta mucho más dinámica y natural.

La pregunta de si las máquinas pueden pensar nos viene acompañando desde hace tiempo. El matemático británico Alan Turing publicó en 1950 un artículo con el título “Computing machinery and intelligence” (“Maquinaria e inteligencia informática”) donde proponía un experimento que pasó a denominarse “Test de Turing”. Según el autor, permitiría determinar, no tanto si la máquina podía pensar, pero sí si era capaz de tener un comportamiento similar.

De hecho, los chatbots nacieron en la década del ‘60, con los famosos ELIZA (1966-EEUU) y PARRY (1972-EEUU), pero los chatbots modernos utilizan cada vez más técnicas de IA conversacional como el procesamiento del lenguaje natural (PLN) para comprender mejor las preguntas y automatizar las respuestas de manera tal que la experiencia del usuario sea óptima. Y he aquí la novedad… las nuevas tecnologías permiten simular mejor la sensación de estar conversando con un ser humano.